Hay est?ndares que las grandes ciudades comparten y que minimizan la sensaci?n de escasez de rumbo y coordenadas cuando todav?a no se reconocen guaridas ni ?reas, ni esquinas. Para muchos son los comedores de cadena, cierta uniformidad en el vestir y la cantidad de cualquier cosa, objetos o personas; esos empalmes comunes desgrasan los posibles extrav?os y aguan las diferencias. Para m? es el transporte. All? donde los l?mites de la ciudad dejan de ser ponderables aparece el transporte; se convierte en la mesura de mi propio movimiento, de mi capacidad de domesticar ese territorio, de incorporarlo a mi red neuronal y cin?tica.
Madrid para m? es el metro (como Par?s). Barcelona la bici (como Alemania) o el pie, quiz? el rodalies ?cercan?as? para ir a la costa. Irlanda es el autob?s y Estados Unidos es siempre autom?vil.
Ciudad de M?xico es un coche y todo lo que no es un coche. Aunque animales no he visto.
Aqu? todo el mundo tiene coche ?carro?. Uno o varios, ya que los conductores emulan el juego infantil de pares y nones para evitar cumplir con la regla que impide que circulen ambos al mismo tiempo. Saltan de una matr?cula a otra para no usar el transporte p?blico. Esta ciudad es el ch?fer. El conductor particular, el del taxi o el del Uber. Esta ciudad es el transportado. Es todos los que levantan la mano en plena calle sin temer a qui?n paran; los que esperan reconocer la matr?cula reservada. Los que pagan en efectivo o con la aplicaci?n. Los que conversan o no. No siempre pero aqu? el ch?fer (y tambi?n el transportado) va por generaciones y clases. El del taxi, por lo general, no es tan fresa ?pijo? o es menos joven. El del helic?ptero es para los que dejaron la vida plana. O, en el lado opuesto al celeste, el del que lleva a los viajeros al raso en la camioneta.
Aqu? nadie tiene coche. Todos los espacios de traslaci?n est?n embuchados. Sus puertas apenas contienen los cuerpos que aguardan su parada para estirarse. Esta ciudad es el bus en todas sus versiones: el dirigido, el trole, el omni, el metrob?s. El?ctricos, carburados o propulsados por el ansia de sus ocupantes. Tambi?n es el t?nel, el vac?o de una ciudad hueca. Metro p?blico. No s? si democr?tico. Dicen que algunas l?neas son as?pticas; otras, dicen, perfumadas de insidia. No lo cog? ?agarr??; mi territorio todav?a aqu? es peque?o y mi movimiento precavido. Tambi?n es el tren ligero de los barrios bonitos como Coyoac?n.
Ciudad de M?xico es, sobre todo, lo que no parece un transporte; lo h?brido, lo injertado, eso recompuesto. Esos transportes que est?n a medio camino entre la pobreza y el futurismo. Es el cercan?as con chasis de tren montado sobre ruedas de cami?n que pisa ra?les. Es esas bicicletas resoldadas para transportar barras de hielo o cestas de panes. Es esos microbuses, medio p?blicos medio privados, que paran en todas las esquinas, pero no en cualquiera de ellas, con el trayecto escrito a mano en una pizarrita que reposa sobre el salpicadero; a veces tienen destinos y otras s?lo marcan la ruta.
Pero, ante todo, Ciudad de M?xico es eso que t? te puedas inventar para llegar de un lado a otro. Es ese tren de cremallera subterr?neo arrastrado por alg?n insecto, ese troncom?vil con freno de zapatos, el ovni que decol? gracias a unos globos infantiles o la pr?xima aeronave de Musk; es ese engendro ?entre patinete y submarino, por ejemplo? que te permitas crear. Aqu? el transporte no es estructura, tampoco es com?n. No tranquiliza: depende por completo de tu imaginaci?n.[1]
[1] El metro de Ciudad de M?xico se inaugur? con 3 l?neas y 16 estaciones en el a?o 1969, un a?o despu?s de que se celebraran los Juegos Ol?mpicos de M?xico. Ahora tiene 12 l?neas y 195 estaciones. Lance Wyman, fue el dise?ador norteamericano que dirigi? la creaci?n de las se?ales tanto del suburbano como de las Olimpiadas. Wyman junto con Arturo Qui??nez y Francisco Gallardo plasmaron el entorno exterior en un dise?o gr?fico espec?fico para cada parada de metro que se han convertido en logotipos ?nicos de cada una de las estaciones de la capital. Otros medios de transporte de la ciudad, como el metrob?s, han seguido la misma l?nea de dise?o. As? a cada estaci?n, adem?s de un nombre le corresponde un pictograma. De esta manera, las personas que no sab?an leer pudieron acceder al transporte p?blico sin depender de nadie (en 1970 el ?ndice de analfabetismo en la Ciudad de M?xico era de un 25.8% seg?n el Instituto nacional de estad?stica y geograf?a de M?xico).De nuevo un podcast muy interesante sobre los pictogramas y su dise?o en 99% Invisible en su cap?tulo M?xico 68.