El primer agradecimiento, tal vez el más hondo, es para las personas que acuden a la consulta y que confían en el trabajo que allí hacemos juntos. Cada una de ellas me regala un aprendizaje único e insustituible que inspira mi deseo de seguir afinándome para «tocar» mejor. Sin ellas no habría sido posible ni mi desarrollo profesional ni mi crecimiento personal. Gracias.
A mi maestra, Isabel Leva, que me llevó de la mano por los primeros pasos de esta inmensa senda; por su confianza en mí como discípula, alumna, ayudante y terapeuta. A sus dos hermanas por permitirme usar su nombre durante los primeros años de la consulta y por donarme todo su material después de su muerte. A Amelia, amiga personal de Isabel, que me animó a hacer pública la primera web. A los últimos alumnos de Isabel, por confiar en mi como profesora para terminar la formación en kinesiología, que se vio interrumpida por su fallecimiento.
A todos los demás profesores que han venido después y a los alumnos nuevos que han confiado en mí.
A Jimmy Flores, por su apoyo personal y profesional a lo largo de los años con mis proyectos personales.
A todos quienes son y han sido mis terapeutas, que no sólo me han ayudado en mi cuidado y desarrollo personal, sino que también me han descubierto otras técnicas en las que me he terminado formando por haber experimentado en mí sus beneficios.
Gracias especiales a Jean Paul Sagniez (etioterapeuta), Petra Greule (arteterapeuta), a Laura Díaz Leal Aldana (psicoterapeuta sistémica), Pascale Pech (osteópata) y Christophe Pech (osteópata), a Cristina García Robles (naturópata y terapeuta transpersonal) compañera con la que comparto investigaciones y supervisiones de casos, y a Pilar Salazar, quien también es una generosa maestra de sintergética (médico y sintergética).