Quizá el que me lee puede estar pensando que sería más sencillo poner una lista de cosas que se abordan en terapia o los nombres de las enfermedades o las dolencias que han sufrido o sufren los pacientes que acuden; sin embargo, hacer una lista así me resulta una falta de rigor dada la perspectiva desde la que trabajo.
Mi modo de trabajo se fundamenta en considerar el cuerpo como un sistema complejo autoorganizado y adaptativo por lo que la problemática con la que una persona viene a terapia no puede ser parcelada, segmentada o disociada del funcionamiento de su cuerpo y de su individualidad (materia, biología y psique) como sistema complejo.
Así la dolencia o la afección por la que una persona acude a terapia siempre es resultado de un proceso que comenzó antes de que se haya convertido en una manifestación física y evidente y, además, esa manifestación no es un hecho accidental o aislado sino que se encuadra en la historia de vida de la persona.
Dicho esto, las dolencias o afecciones por las que las personas suelen acudir son múltiples: algunas personas acuden por procesos físicos concretos agudos, crónicos, o incipientes; otros por cuestiones más de tipo emocional como puede ser la ansiedad y el estrés provocados por situaciones conocidas o por causas que aparentemente no tienen un correlato con una realidad presente; otras personas vienen a sesión como modo de cuidado personal.
En cualquier caso, el trabajo que se hace en la consulta no pretende ni puede sustituir un tratamiento médico; las técnicas con las que trabajo no son una alternativa a la medicina sino técnicas complementarias a ellas que consideran el cuerpo, la salud y la enfermedad como procesos dinámicos con una historia propia que le pertenece al individuo como totalidad.