Apart

Entonces

Recuerdo a mi madre al alba y a mi padre en el crep?sculo.

Recuerdo cosas que sucedieron antes de m? pero que saturan mi sangre. El terror de mi madre cuando vio caer el ob?s sobre la suya. A mi padre el d?a de su nacimiento, cian?tico, y a la comadrona que se empe?? en devolverle el aliento.

Recuerdo deshacer a mi abuela el mo?o a tirones y mi risa cazando sus horquillas en el aire. Recuerdo cuando su hermano, mi t?o abuelo Goyo, no correg?a a la gente cuando me dec?an c?mo me parec?a a mi abuelo. Me gustaba sentir que ten?a abuelo.

Recuerdo el camino a la guarder?a, una calle llena de ?rboles y de casitas bajas, se llamaba Bellas Vistas. Recuerdo que Mar?a la cocinera me llevaba con ella a la cocina, para ayudarla y para que no despertara a los dem?s ni?os mientras dorm?an la siesta.
Recuerdo a Vicentita con su puesto de caramelos en la calle y a mi madre llev?ndole caf? caliente y dici?ndome que si compraba caramelos antes de entrar al cole era para compartirlos. Recuerdo al se?or de las manzanas de caramelo, viejito, con chepa y que cargaba a su espalda todas las manzanas; daba tanta pena como los payasos del circo.

Recuerdo a Nico en su porter?a con sus gatos y el d?a que me invit? a pasar para ver los gatitos reci?n nacidos. Par?a, me lo ense?aba y lo met?a en el cubo de agua. S?lo dej? vivir a uno.

Recuerdo el d?a en que llegaba carta de mis t?as o de Francia. Nos sent?bamos a la mesa y alguien le?a en alto la carta para todos. Y cuando ?bamos a Cibeles a mandar la contestaci?n, unos paquetes llenos de letras, de turrones, de chorizo, alg?n perfume o alg?n pa?uelo; correos era inmenso y a m? siempre me pareci? una biblioteca.

Recuerdo el d?a que mi padre se rompi? la mu?eca por venir a clase de patinar conmigo.

Recuerdo el sal?n de mi casa como un escenario para bailar, actuar, como el sal?n de juegos. Recuerdo ver a mi padre llorar a oscuras, llorar como cuando algo ya no tiene remedio y pensar que nunca podr?a protegerme. Recuerdo la risa de mi madre, aire fresco. Y la de su melliza.

Recuerdo tener siempre unos brazos muy peque?os para abrazar la orfandad materna y la Nada paterna. Crec? de repente y los pude acompa?ar.

Recuerdo el olor de la trastienda que hab?a detr?s de la trastienda del comercio de mi t?o, y su despacho con un reloj de textiles Mart?, Llopart y Trenchs, Barcelona, que yo miraba entre las explicaciones de integrales y ?lgebra esperando que llegara la hora de irse al r?o.

Recuerdo las clases de cl?sico y disfrutar del paseo con mi madre. Pas?bamos por la Pajarita y les dedic?bamos un recuerdo a sus t?as.

Recuerdo los aeropuertos, ir a buscar y a llevar. Recuerdo tambi?n cuando hab?a alguien esper?ndome a mis llegadas y acompa??ndome en mis partidas.

Recuerdo cuando Berl?n todav?a ten?a una frontera invisible entre el Este y el Oeste.

Recuerdo el d?a que mi madre no supo llegar andando a casa y cogi? un taxi.

Recuerdo el pelo blanco de las hermanas de mi abuelo paterno, exquisitez y sonrisas.

Recuerdo las pruebas llenas de alfileres e hilvanes de los vestidos que me hac?a mi t?a abuela Conchi; recuerdo que dejaba al lado un flan chino mandar?n para probarme y que yo me mor?a por ?l pero nunca me atrev?a a pedirlo.

Recuerdo a Patronio hablando al Conde Lucanor en los labios de mi padre. Recuerdo sus notas en la mesa del cuarto de estar dese?ndonos un buen d?a. Recuerdo el tacto soleado y tropical de mi madre, su incisiva dulzura. Recuerdo sus manos empuj?ndome a ir m?s lejos, pajarito volandero.

Recuerdo el d?a que supe que mi hermana era en realidad s?lo mi prima hermana.

Recuerdo el primer d?a de universidad. Por fin.

Recuerdo sentirme fuera de lugar, en otro lugar, buscando un lugar. Recuerdo intentar cambiar de forma. Recuerdo el d?a que comprend? que yo soy el lugar.

Recuerdo cuando en las cenas de Navidad ?ramos cincuenta.

Recuerdo a los amigos que se quedaron en el camino de mi transformaci?n.

Recuerdo a una se?ora en la salita de espera del oculista, Dr. Caram?s, que le dec?a a mi madre que nadie sabe lo dif?cil que es poder ver el dolor ajeno y saber que uno no puede hacer nada para cambiar lo que viene. Recuerdo el escalofr?o.

Recuerdo el d?a en que nac?. Llov?a. Llevaban largo tiempo esper?ndome.

2 pensamientos sobre “Entonces”

  1. Rosana Jim?nez Arribas dice:

    ?Qu? bonito! Escrito con el coraz?n. Comprendido con el coraz?n.
    Muac.

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